¿Cuál ye l'orixe la música celta?
El origen de la música celta es un asunto que ocasiona algunas polémicas, quizá porque "lo celta" tiene filias y fobias incluso a nivel académico. Intentaremos dar una explicación histórica a ese origen.
Por las evidencias arqueológicas sabemos que los celtas elaboraron artefactos sonoros de cierta complejidad como el carnyx y otros aerófonos de boquilla, flautas e instrumentos de cuerda.
Aunque rara vez estos objetos se descubren completos, sí que se han recreado para comprobar que es posible tocar con ellos notas melódicas. Pero aún sabiendo el sonido que producían, no conocemos qué tipo de melodías, ritmos y armonías interpretaban. Y es que los celtas no dejaron escritura ni notación musical que ayude a descifrarlo.
Por tanto, el origen de la música celta que hoy escuchamos no se puede decir que tenga algo que ver con la de los antiguos celtas. Es una construcción musical contemporánea; no de la Edad del Hierro. Ni siquiera la icónica gaita es originaria de los pueblos celtas, pues se cree que la introdujeron los romanos en occidente durante su expansión.
La cabeza del carnyx de Deskford (75 – 150 d.C.)
Reproducciones actuales de trompas celtiberas.
Probables restos de una lira celta recuperados en un yacimiento arqueológico escocés.
Romanticismo y folklore, en el origen de la música celta
Su base tradicional tiene reminiscencias de sonidos medievales que a su vez podrían arrastrar recuerdos prerromanos, pero el origen de la Música Celta actual lo tenemos en el siglo XIX, anteayer en tiempos históricos.
La revolución industrial del siglo XVIII trajo importantes cambios sociales al XIX. El antiguo régimen feudal, donde el poder recaía en el clero y la aristocracia, se hundía al impulsar el capitalismo una nueva élite dominante: la burguesía. Clase media-alta “hecha a si misma” cuya influencia no era por origen noble de cuna ni mano divina; venía del poder económico que daba tener el control del comercio y los modernos medios de producción.
Comerciantes, industriales y profesionales liberales promovieron revoluciones contra el absolutismo monárquico dando vida a naciones-estado en Europa y América. Éstas precisaban pilares identitarios legitimadores y los encontraron en los orígenes étnicos de los pueblos y sus raíces culturales.
En ese contexto nació en Alemania el romanticismo. Movimiento filosófico y cultural algo contradictorio, pues hijo de la burguesía industrial (aun subyugada a la aristocracia prusiana) buscaba alejarse de la modernidad urbana, fabril y racionalista a través de la imaginación y la fantasía. Tenía un carácter nostálgico hacia la mitología tradicional, los pasados legendarios, cuentos populares, ruinas medievales, paisajes nebulosos y la exaltación espiritual de la naturaleza.
El interés por las tradiciones dio lugar al Folklore: “Folk” (pueblo, gente, raza) y “Lore” (saber, ciencia). Surgen así los folkloristas, recorriendo territorios e investigando etnias para recopilar costumbres, ritos, leyendas y música popular.
Goethe, representante del romanticismo literario alemán.
Paisaje nocturno con monasterio en ruinas. Iconofrafía del romanticismo. Lluis Rigalt.
Idun y los manzanas, 1912. Mitología nórdica,
El celtismo romántico
El romanticismo celta, enmarcado en esta misma corriente romántica, fue una ola de moda por la cultura y la mitología céltica. Hubo igualmente un interés en la vida rural de aquellos finisterres atlánticos alejados de los avances tecnológicos: Irlanda, Escocia, Gales, Bretaña… Lugares que atesoraban leyendas y tradiciones con orígenes remotos y mantenían un nexo común: la pervivencia de lenguas de origen celta.
Los celtistas románticos del siglo XIX buscaban recuperar el acervo que atribuían a los celtas desde una visión idealizada y exótica, y por lo tanto poco científica. Para difundir estas ideas utilizaron la literatura, el arte y la música.
Incluso Beethoven recibió el encargo de componer un extenso repertorio de obras en base a melodías tradicionales de Escocia, Irlanda y Gales. De hecho, el final de la Sinfonía nº 7 bebe de la música tradicional irlandesa y escocesa arreglada al gusto refinado y moderno de ese nuevo público burgués apasionado de lo celta. Un ejemplo de cómo la música “culta” se fusionó con la tradicional en la cultura urbana, estableciendo los principios de lo que un siglo después se convertiría en una nueva corriente musical: la Música Celta.
«Vercingétorix ante César», Lionel-Noël Royer.
Antigua ilustración de una pareja bailando un jig irlandés.
Ossian, bardo celta pintado por François Pascal Simon Gérard.
Interceltismo político y cultural
El romanticismo y los nacionalismos estuvieron muy relacionados porque ambos se basaban en la identidad cultural, la valoración de las tradiciones y la historia grupal. Por eso el romanticismo fue utilizado para promover causas independentistas y de autodeterminación, ya que valoraba el sentimiento de orgullo étnico y fomentaba el sentimiento patriótico.
En sus contradicciones, también ensalzaba la unión de los pueblos más allá de las fronteras artificiales fruto de enfrentamientos y alianzas aristocráticas. Con esa conciencia surge el interceltismo político o panceltismo (como el panamericanismo, el panarabismo…), unión entre los autoproclamados países celtas: Irlanda, Escocia, Gales, Cornualles, Bretaña e Isla de Man.
Este interceltismo ideológico quedó muy mermado al final de la Segunda Guerra Mundial debido precisamente a su marcado carácter étnico. La causa fue el giro supremacista que sobre el sentimiento de raza y de identidad colectiva consumó el nazismo y el dramático resultado que conocemos.
Así, las relaciones interceltistas se despojaron de la cuestión étnica para convertirse en simples expresiones folklóricas, encuentros musicales y eventos turísticos. Proliferaron los festivales intercélticos dedicados a las danzas y músicas de las distintas tradiciones de las “Naciones Celtas” que no fueron excluyentes –como lo era el interceltismo político– con otras regiones de esencia celta como Galicia y Asturias, que no conservaban lenguas célticas.
El interceltismo cultural en su faceta musical es otra de las esencias de la Música Celta. El festival Interceltique de Lorient, en Bretaña, es la cuna del interceltismo musical que posteriormente se expandió por medio mundo.
Nos, revista de cultura gallega
Festivales de gaitas en Brest y Lorient (precursor del Festival Intercéltico)
Mujeres bailan danzas irlandesas en los Estados Unidos.
De la música tradicional al folk
Hasta los años 60 este tipo de eventos se centraba exclusivamente en el folklore tradicional. Con el tiempo, el término folklore, acuñado un siglo antes, se había acotado casi exclusivamente para definir las músicas, canciones y danzas tradicionales del ámbito rural.
Estos sones populares no solían tener autoría conocida pasando de padres a hijos por tradición oral. No obstante, gracias a las recopilaciones de los folkloristas que los dieron a conocer, muchos artistas profesionales también los incluían en sus repertorios. Generalmente lo hacían con nuevos arreglos para adaptarlos a sus instrumentos, a conjuntos más amplios de músicos o a la moda musical del momento. Del mismo modo surgieron artistas que comenzaron a componer temas nuevos como si fueran tradicionales. Así nació a mediados de los 50’s la música Folk, etiqueta con la que se podría diferenciar la música puramente tradicional, originaria, de la música de raíz reinterpretada profesionalmente.
Esta moda se inició en Estados Unidos, un país joven cuya música tradicional bebía en realidad de las tradiciones de sus inmigrantes. Hablamos de la música traída por ingleses, escoceses e irlandeses en la época colonial, los ritmos africanos de los esclavos negros, las canciones de trabajo en el campo, la mar, los ferrocarriles…
El folk que funcionó inicialmente como contracorriente de la música comercial se vio aupado a un público de masas internacional por el movimiento hippie que por otro lado tenía rasgos comunes con aquel romanticismo decimonónico. Los hippies, como los románticos del XIX amaban el estilo de vida bohemio, valores como la libertad y el contacto con la naturaleza.
En el condado de Mcintosh (EE.UU.) una pareja toca música de baile tradicional
The Kingston Trio, un grupo estadounidense que contribuyó al lanzamiento de la música folk a fines de los años 1950 y primeros 60.
Bob Dylan y Joan Baez en agosto de 1963
Del folk a la música celta
La moda folk se contagió a otros países y por unos años los cantares y músicas regionales fueron tendencia y por eso también se fusionaron con otros estilos como el pop o el rock, no sin críticas de los sectores más puristas.
Así fue como, de nuevo en Bretaña, un joven Alan Stivell recuperó con la ayuda de su padre el arpa céltica bretona y comenzó a tocar y cantar temas tradicionales de su tierra y del resto de países célticos. Y siguiendo esas fusiones que se veían en América, pasó a componer temas propios y añadió guitarras, bajos y órganos eléctricos. Él mismo lo bautizó sin ambages como “Música Celta”.
El éxito de Alan Stivell, dentro de esa ola de atracción por las músicas del mundo, tuvo muy buena acogida en Estados Unidos y luego en el mundo. Otros artistas y grupos que fusionaban entre sí sonidos tradicionales de Irlanda, Escocia, Bretaña… con ritmos actuales también cobraron fama internacional en los años 70’s y 80’s como por ejemplo Tri Yann, Clannad, Dan ar Braz o Gwendal.
De ese interceltismo musical surgieron intercambios de instrumentos y técnicas musicales que hoy en día perviven, e incluso se pueden llegar a confundir con lo autóctono. Por ejemplo los bretones adoptaron la gaita escocesa, en Asturias y Galicia el bodhran, el bouzouki o la técnica irlandesa del violín.
Gracias a los avances tecnológicos, los 90’s aportaron algo fundamental que de nuevo diferencia la música celta de la puramente tradicional: los sintetizadores digitales que le dieron el toque New-Age característico.
Alan Stivell precursor en los 70s del interceltismo musical actual y del concepto moderno de “Música Celta”
Los Chieftains, exponentes de la internacionalización de la música popular irlandesa.
La banda Clannad recibiendo un premio en Dublín el 20 de septiembre de 1984.
La música celta en el cambio de milenio
Además se rescataron las evocaciones célticas románticas, reflejadas incluso en las portadas de los discos: bosques milenarios, costas brumosas, ruinas medievales, culturas ancestrales, leyendas…
El auge del cine histórico ayudó a difundir la música europea de raíz atlántica y a percibir ese imaginario asociado a la Música Celta. Ejemplo fueron “Braveheart”, “Rob Roy”, “Titanic”, y ya en los 2000 la épica trilogía de “El Señor de los Anillos”.
El gran alcance comercial de la Música Celta le aportó una complejidad expresiva nunca vista, recordando precisamente al estilo de las bandas sonoras de cine.
Mike Oldfield hizo famosa su versión de “O son do ar” de los gallegos Luar na Lubre. Mick Jagger (Rolling Stones) y Bono (U2) entre otros, tocaron con The Chieftains.
La música de Hevia, Clannad, Carlos Núñez o Loreena Mckennitt no puede definirse mejor que como “Música Celta” porque se inspira en la música tradicional de las llamadas “Naciones Celtas”, tiene una fuerte impronta folk por el uso de instrumentos acústicos y tradicionales, pero suma sintetizadores electrónicos, guitarras eléctricas o batería y una filosofía unificadora de defensa de la cultura propia de la Europa atlántica.
Loreena McKennitt es vivo ejemplo del romanticismo celta aplicado a la música actual.
El gaitero Hevia en un concierto del 2022, ejemplo del concepto de Música Celta contemporánea
Carlos Núñez, defensor del valor del interceltismo musical.